El ritmo actual por el que se rige el mundo exige no solo capacidad de resiliencia, como ha quedado demostrado en este tiempo de pandemia, sino que demanda, además, que seamos capaces de innovar para ofrecer una mejora sustancial en la vida de todas aquellas personas que sufren por una enfermedad y en la de sus familias. Y esto no puede entenderse sin un trabajo investigador de nivel, donde se colabore con entidades y profesionales, nacionales e internacionales, en pro de los avances científicos y médicos que revierten sus beneficios en los pacientes y sus allegados.

En este sentido, todos los departamentos de la Clínica, en conjunción con el Cima y la Universidad de Navarra, aúnan esfuerzos en su día a día y dan sentido al concepto de multidisciplinariedad en su camino hacia la innovación. En este camino de investigación y trabajo hacia un futuro con mejores perspectivas médicas para muchas personas, existe también una labor de colaboración con otras entidades, lo que resulta fundamental para globalizar el cambio. 

Un hábito de investigación y formación en el ámbito sanitario ofrece una posición sólida desde la que asomarse a los nuevos retos de la asistencia clínica. El atisbo de un nuevo avance fundamental para la salud de los pacientes debe ser el detonante para salir de la zona de confort y lanzarse a buscar y crear nuevas soluciones que remedien los problemas de salud de los pacientes. 

Lo que hace unos años podía parecer ciencia ficción, comienza a verse como una realidad que avanza hacia un futuro prometedor. La secuenciación genética para seleccionar los mejores tratamientos para el cáncer, la ingeniería biomédica para crear órganos susceptibles de ser trasplantados, la investigación enfocada a la Medicina Personalizada para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades raras… Aunque aún queda camino por andar, poco a poco la evolución de la Medicina pone al alcance de quien lo necesita todo un abanico de opciones innovadoras y mejoradas.