Muchos son los esfuerzos que hemos puesto para ir poco a poco dando pasos adelante frente a la pandemia COVID-19, y muchos son los actores que han entrado en escena para ir dando respuesta a los retos que nos planteaba. Investigar el agente causal, llevar a cabo millones de PCRs, detectar las variantes o determinar el grado de respuesta a las vacunación ha sido posible gracias al intenso trabajo 24 horas al día, 7 días a la semana, desarrollado en los laboratorios de Microbiología. En estos laboratorios llevamos toda una vida actuando como servicio central de los hospitales para dar soporte a los distintos departamentos clínicos mediante una formación continua y la incorporación de tecnología para disponer de métodos diagnósticos novedosos y adaptados a cada situación.
Transcurridos casi 40 años desde que el premio Nobel Kary Mullis descubriera la PCR en 1983, hoy en día no hay laboratorio de Microbiología que no haga uso de esta tecnología diariamente, con el objetivo de detectar la presencia de cualquier organismo o conocer su secuencia genética. También los métodos tradicionales de cultivo microbiológico desarrollados en el siglo XIX tienen cabida en los laboratorios de Microbiología actuales.
Esta herramienta sigue siendo fundamental para afrontar una pandemia silente como es la resistencia a los antibióticos, aunque la detección molecular aplicada a este campo también es ya un hecho que permite detectar más rápidamente y con altísima sensibilidad la presencia de bacterias multirresistentes. Este trabajo desarrollado durante años, que ha continuado durante la pandemia, es uno de los mayores desafíos de la Medicina actual. La selección y diseminación de bacterias resistentes a muchas o a todas las familias de antibióticos es ya un hecho que provoca más de 3.000 muertes al año en España y podrían ser más de 10 millones anuales a nivel global en 2050.
Hemos podido comprobar en los últimos 20 años cómo, antes de la pandemia COVID-19, se han ido detectando otros coronavirus altamente patógenos o cepas de gripe con potencial pandémico. Además, se han producido diferentes alarmas epidemiológicas que han exigido dar una respuesta inmediata desde los laboratorios de Microbiología. Brotes de legionelosis, listeriosis, Zika, ébola, encefalitis del Nilo Occidental o, más recientemente, viruela del mono o los casos de hepatitis infantiles son ejemplos de emergencias sanitarias que han hecho necesaria la adaptación e investigación de los agentes implicados en nuestros laboratorios. Y, más allá del trabajo asistencial, todos estos esfuerzos llevados al campo de la investigación llevan a la Microbiología española a ocupar el sexto lugar mundial en producción científica.
Por tanto, sostenidos por un equipo humano liderado por especialistas multidisciplinares formados durante 4 años y apoyados por técnicos de laboratorio, el trabajo en los laboratorios de Microbiología busca alcanzar la excelencia capaz de dar el mejor servicio para combatir las enfermedades infecciosas y estar mejor preparados para la próxima pandemia.