El cuestionario internacional CAST (Childhood Autism Spectrum Test) es un test de 37 preguntas para los padres sobre sus hijos. Esta herramienta resulta muy útil para la detección, en niños y adolescentes, de trastornos del neurodesarrollo como el síndrome de Asperger —o Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) de grado 1— y el Trastorno de la Comunicación Social (TCS).

La Unidad de Neuropediatría analizó una muestra clínica de 254 pacientes, de entre 5 y 16 años, en los que se habían aplicado los criterios de valoración tradicionales del CAST. La investigación concluyó que el cuestionario arrojaba un 47% de falsos negativos y un 34% de falsos positivos. Estos resultados se han publicado en la revista científica internacional ‘European Journal of Education and Psychology’.

En datos

254

Pacientes. La investigación analizó una muestra clínica de 254 pacientes de entre 5 y 16 años.

47%

Falsos negativos. La investigación concluyó que el cuestionario arrojaba un 47% de falsos negativos y un 34% de falsos positivos.

“Aunque ambos trastornos comparten algunas características, es importante no confundirlos y detectar aquello que los diferencia, ya que posteriormente se emplean diferentes terapias como parte del tratamiento”, apunta la Dra. Nerea Crespo-Eguílaz, psicopedagoga de la Clínica Universidad de Navarra y coautora del estudio, que remarca que “el nivel más leve de Trastorno del Espectro del Autismo sigue siendo más grave que el Trastorno de la Comunicación Social”. 

Por tanto, se diseñó un nuevo análisis de evaluación de las respuestas. Cambiar los valores asignados a las preguntas y reagruparlas por áreas permitió mejorar el diagnóstico diferencial del TEA de grado 1 del TCS.

Por qué la reorganización

Esta reorganización del test para diferenciar ambos trastornos parte del análisis de tres grandes ámbitos: la comunicación, la interacción social y los intereses restringidos o repetitivos. “Un niño afectado por el Trastorno de la Comunicación Social únicamente presentaría rasgos del ámbito relativo a la comunicación”, detalla la Dra. Crespo-Eguílaz; “mientras que, en el caso del síndrome de Asperger, aspectos como la rigidez conductual, la falta de reciprocidad emocional o las dificultades en las habilidades sociales adquieren un peso relevante”.

“Las complicaciones sociales y de reciprocidad emocional tienen mucho peso en la infancia”
DRA. LEIRE GAMBRA

Profesora de la Universidad de Navarra y coautora de la investigación

La Dra. Montserrat Erostarbe, psicopedagoga de la Unidad de Neuropediatría, aclara que “hablamos de trastorno cuando se da una cierta intensidad de los síntomas que conlleva una repercusión en la familia, la escuela y la vida social. Gracias a los resultados del estudio podemos mejorar el diagnóstico precoz y aplicar la intervención adecuada”. “Las complicaciones del ámbito de la interacción social y la reciprocidad emocional suponen un peso importante durante la infancia y la adolescencia”, concluye la Dra. Leire Gambra, profesora de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra y coautora de la investigación.

El síndrome de Asperger afecta a 3 niños de cada 1.000 nacimientos en España. Se trata de un trastorno del neurodesarrollo, originado tanto por causas genéticas como por causas ambientales, y que provoca que el cerebro procese la información de manera cualitativamente distinta. 

bombilla

Ejemplos del cuestionario internacional CAST

1. ¿Es capaz de mantener una conversación respetando los turnos? (Normas y turnos).

2. ¿Realiza movimientos extraños y repetitivos con el cuerpo o las manos? (Flexibilidad).

3. ¿Hace juegos de imaginación o fantasía con otros niños y niñas, por ejemplo, de representar personajes? (Juego imaginativo).

4. En comparación con los demás, ¿parece darse cuenta de detalles poco comunes? (Percepción global).

5. ¿Tiende a interpretar literalmente lo que se le dice? (Pragmática)

6. ¿Le resulta importante encajar en su grupo de compañeros? (Intersubjetividad).

7. ¿Le resulta fácil relacionarse con otros niños o niñas? (Interacción con iguales).

Texto:
Carmen Guerrero

Este artículo ha sido publicado por la Clínica Universidad de Navarra en la revista Noticias.cun.