La hidrosadenitis o hidradenitis es una enfermedad cutánea crónica y autoinflamatoria que, a pesar de su nombre, nada tiene que ver con el sudor, pues tiene su origen en el folículo piloso. Miles de personas en España la padecen y muchos de ellos aún no conocen el diagnóstico, pues suele confundirse con otro tipo de infecciones en la piel.

“Esta patología se suele manifestar entre la segunda y la tercera década de la vida (tras la pubertad) y supone una limitación importante en la calidad de vida de los pacientes afectados, tanto a nivel físico, como en la esfera emocional y profesional. Incluso puede progresar a un estado inflamatorio crónico con formación de trayectos fistulosos, supuración maloliente, fibrosis dérmica y cicatrices hipertróficas”, explica el Dr. Francisco Javier García Martínez, especialista del Departamento de Dermatología.

“Es muy importante tratar los casos más graves en un centro con dermatólogos experimentados en el tratamiento quirúrgico de la enfermedad”
Dr. Francisco Javier García Martínez

Especialista en Dermatología de la Clínica

Asimismo, la Dra. Alejandra Tomás, especialista también del Departamento de Dermatología de la Clínica, añade que “la hidrosadenitis cursa con brotes de intensidad variable y se caracteriza por la presencia de forúnculos, nódulos dolorosos y/o abscesos que afectan de manera predominante a los grandes pliegues corporales, en especial a las axilas, las ingles y la región anogenital”.

Algunos signos de alarma de la hidrosadenitis

Dependiendo del curso de la enfermedad, inicialmente los pacientes presentan nódulos o abscesos dolorosos en las zonas de fricción, de humedad y de calor (axila, ingles, glúteos, mamas). En sus formas más graves puede progresar formando trayectos fistulosos que drenan contenido purulento (con pus), desprenden mal olor y pueden dar lugar a cicatrices deformantes.

“Los pacientes que lo padecen deben tener en cuenta que algunos factores de riesgo como la obesidad o el tabaquismo pueden empeorar el curso de la enfermedad. Por otro lado, existen otros condicionantes que influyen en el desarrollo, como el sexo (es más frecuente en mujeres), las alteraciones en la microbiota de la piel, haber padecido otras enfermedades inflamatorias crónicas, el uso de ropa ajustada (por la excesiva fricción con la piel) o algunos fármacos que contienen litio o inhibidores de la tirosinquinasa”, asegura la especialista.

 Los especialistas de la Clínica van más allá del manejo del dolor en esta enfermedad.

Algunos anticonceptivos pueden provocar brotes, aunque los que tienen un perfil concreto (antiandrogénico) también pueden ser empleados como tratamiento, según indicación médica. Finalmente, también debemos tener en cuenta la predisposición genética, sobre todo, cuando más personas de la familia presentan esta u otras patologías dermatológicas relacionadas con la oclusión folicular.

LA ENFERMEDAD
HIDROSADENITIS SUPURATIVA

Obtener el diagnóstico a tiempo

El diagnóstico de la hidrosadenitis es, en realidad, sencillo para un especialista en Dermatología. El problema reside en la posibilidad de confundir un brote con una infección cutánea que no se corresponde con esta patología. La Clínica cuenta con personal especializado para abarcar casos tanto leves como graves a través de diferentes opciones de tratamiento.

“Las secuelas y cicatrices son claves diagnósticas. En los casos latentes o de curso episódico, podemos llegar a un diagnóstico al observar las cicatrices y saber si una persona padece o ha padecido hidrosadenitis, aunque no presente lesiones activas en ese momento”, asegura el Dr. García Martínez.

La herramienta principal para llegar a un diagnóstico correcto es la ecografía cutánea, ya que resulta de vital importancia para determinar la gravedad y la extensión de la enfermedad. Así, una vez los especialistas toman consciencia del estado de la enfermedad, existe un abordaje multidisciplinar que comprende diferentes tipos e intensidades de tratamientos. Entre ellos destacan:

El tratamiento farmacológico. Antibióticos (tras realización de cultivo microbiológico), corticoesteroides tópicos, intralesionales u orales, retinoides tópicos y/u orales, metformina, antiandrógenos y fármacos biológicos, además de la analgesia.

La depilación láser: en estos pacientes, especialmente en las mujeres, la depilación es clave, ya que el problema se origina en el folículo piloso.

Las infiltraciones ecoguiadas.

La cirugía menor. Drenaje de abscesos y destechamiento (extirpación) únicamente de los trayectos fistulosos con láser de CO2.

Los ensayos clínicos con fármacos biológicos.

Tratamiento de las cicatrices con láser.

bombilla

Cirugía mayor para los casos más graves

Cuando se trata de un caso severo de hidrosadenitis, existe la posibilidad de realizar una cirugía mayor.  “Este tratamiento quirúrgico consiste en extirpar toda la piel afectada y reconstruir los defectos, injertos o colgajos locales. Es una parte importante del control de la enfermedad cuando hay un trayecto fistuloso o grandes abscesos”, explica el Dr. García Martínez.

En estas ocasiones donde la hidrosadenitis se encuentra más avanzada, suele ser necesario realizar un tratamiento combinado médico y quirúrgico. Por lo que es importante, insiste el especialista: “tratar los casos más graves en un centro con dermatólogos experimentados en el tratamiento quirúrgico de la enfermedad”.

Si se presenta esta enfermedad en un estado muy avanzado, es importante tener en cuenta que el abordaje del problema debe realizarse por parte de un equipo de profesionales multidisciplinar, como es el caso de la Clínica, compuesto por las siguientes áreas: Dermatología, Cirugía Plástica, Cirugía General (coloproctología), Endocrinología, Psiquiatría y Psicología y Medicina de Familia (para el control de los factores de riesgo cardiovascular).

Texto:
Ana Agüí
Infografía:
Cristina Graell
Fotografía:
José Juan Rico

Conozca más sobre la hidrosadenitis en cun.es

Este artículo ha sido publicado por la Clínica Universidad de Navarra en la revista Noticias.cun.