En esta entrevista explica algunos detalles del nuevo reto al que se enfrenta y comparte algunas reflexiones sobre su tiempo en la Clínica.

¿Cuál es tu próxima aventura?
Mi próxima aventura se ubica en Valencia. En el Instituto Valenciano de Oncología (IVO). Es un centro monográfico de cáncer donde solo se tratan pacientes con tumores o enfermedades oncológicas. El IVO fue el primer centro español completamente acreditado por OECI (Organisation of European Cancer Institutes). Mi papel en el IVO será tanto de director científico del Centro de Cáncer, como jefe del Servicio de Oncología Médica. Desean impulsar la investigación clínica y traslacional y confían en mí para desarrollar dicho proyecto.

Tu trayectoria profesional, en cierto modo, siempre ha estado ligada a la Universidad y a la Clínica. ¿Qué balance haces de estos años?
El resumen es que siento la Universidad (y todos los centros que la constituyen) como mi casa y a la gente que trabaja en ella como mi familia. Hace 30 años vine con mi padre a hacer el previo. Yo no había estado nunca en la Universidad y me fascinó el campus. Recuerdo que imaginé cómo podría ser mi vida estando aquí. Pero no llegué a alcanzar en la imaginación casi nada de lo que luego ha sido. Ahí empezó mi relación con la Universidad, no tenía familiares que hubieran estudiado aquí y no tenía un arraigo específico. Pero efectivamente, para mí lo fue todo: fue descubrir la Medicina, el interés por la investigación, otra forma de hacer las cosas y de pensar, un pensamiento crítico, el valor de la búsqueda de la verdad…

¿Qué cosas de la Clínica te vas a llevar a tu nueva etapa?
En primer lugar y lo más importante: me llevo el motor que te hace levantarte cada mañana e ir con ilusión a atender a tus pacientes al hospital, allá donde estés. Para mí eso es lo más importante que he aprendido en esta institución y veo esta nueva etapa profesional como una gran oportunidad de llevar esa cultura de hacer las cosas a mi nuevo destino y poder mostrarlo a otros.

En segundo lugar, el trabajo meticuloso. Esa búsqueda de la excelencia, de hacerlo lo mejor posible. La forma de trabajar, los medios, los recursos, la dedicación de tiempo a cada enfermo y a su familia… Aquí yo he aprendido a trabajar de ese modo y allá donde esté en mi vida siempre voy a intentar dedicarme al paciente de esa manera. No sé hacerlo de otra forma, porque tiene que ver con la perspectiva y trascendencia que le das al enfermo y esto te lleva a hacer las cosas de ese modo.

Y la tercera cosa que creo que me llevo es un espíritu de servicio y de trabajo compartido. Aquí ese espíritu de servicio compartido hace que todo el mundo entienda las necesidades del enfermo, independientemente del horario, del día de la semana o del turno. Esto es un lujo, porque la forma de trabajar así es muy gozosa, es enormemente satisfactoria. La gente está siempre para lo que hace falta, esa facilidad de trato, ese coger el teléfono… Esta cultura de trabajo compartido es excelente, un verdadero privilegio.  

Trayectoria profesional

• Licenciado (1999) y Doctor (2004) en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra.

• Premio Extraordinario de Doctorado por su tesis.

• Especialista en Oncología Médica en la Clínica Universidad de Navarra (2004).

• Postdoctoral Research Fellow en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York, dentro del Cancer Biology and Genetics Program.

• Obtuvo el Certificado en Oncología Médica en 2012 por la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO).

• Ha sido consultor del Departamento de Oncología Médica y codirector del Área de Cáncer de Pulmón en la Clínica.

• Codirector del Departamento de Oncología y director del Departamento de Oncología Médica de la Clínica (desde 2015).

¿Qué mensaje te gustaría compartir con todos los profesionales de la Clínica?
Agradecimiento. Gracias por haber tenido la oportunidad de trabajar con cada uno de vosotros, de haber aprendido y haberme formado con muchos de vosotros, de haber disfrutado del trabajo como compañeros con ese objetivo común del paciente en el centro. Esto crea un lazo de unión profesional que es indeleble y que no se puede olvidar. Agradezco ese espíritu de trabajo compartido y esa palabra amable siempre al otro lado del teléfono. AGRADECIMIENTO con mayúsculas, porque trabajar así ha sido un lujo.

En segundo lugar, pedir perdón también porque, efectivamente, en el fragor de la batalla, a veces puede ser que yo no haya sido la persona que haya tenido esa palabra amable o que no haya tenido la disponibilidad al otro lado del teléfono, o que haya estado corriendo de un sitio a otro y no haya sabido escuchar, atender o entender las necesidades de otros compañeros con los que tenía que trabajar.

Por último, a la institución le pediría que, como ha hecho hasta ahora, continúe cuidando a las personas, que son el tesoro más grande que tiene la Clínica y clave del éxito en este reto continuo de trabajar con esa pasión y esa visión del enfermo en el centro y su trascendencia.

Texto:
Enrique Cabrera
Fotografía:
Manuel Castells

Este artículo ha sido publicado por la Clínica Universidad de Navarra en la revista Noticias.cun.