Anton, Yulia y su hijo Kostya. Son los Oharkov y viven en la ciudad ucraniana de Lviv, también conocida como Leópolis. Una familia que ha dedicado sus esfuerzos y preocupaciones del último año a la curación de Kostya, diagnosticado de un osteosarcoma del que fue operado y tratado en la Clínica Universidad de Navarra, gracias también a la ayuda del programa Niños Contra el Cáncer.

La vida de los Oharkov cambia por completo el 24 de febrero con la invasión rusa. Conocemos su historia gracias al Dr. José Lamo de Espinosa, que ha operado al pequeño y que se preocupa por el estado de la familia desde España. Después de unos días de incertidumbre y de dificultades, Anton, Yulia y Kostya consiguen atravesar la frontera de Polonia. Deciden instalarse en Pamplona, donde el pequeño podrá seguir con su rehabilitación. 

Anton es programador informático y Yulia, fotógrafa. Kostya tiene siete años y se mueve gracias a una silla de ruedas y a unas muletas. De la mano de ella, repasamos su historia y su vuelta a Pamplona huyendo de la guerra. 

¿Cómo era vuestra vida antes del diagnóstico de Kostya? 
Vivíamos como una familia normal y llevábamos una vida tranquila. Anton trabajaba todos los días y yo, cuando tenía un pedido. Kostya había hecho ya la etapa preescolar de los niños en Ucrania y estaba comenzando a ir al colegio. Fue entonces cuando nos enteramos de su enfermedad. 

¿Cómo fue? 
Un año antes, yo ya sospechaba algo raro, porque se quejaba de dolores en la parte inferior de la pierna, sobre todo cuando hacía algo de esfuerzo. Todo lo que le hacían eran radiografías de esa parte, pero ahí no se veía nada. Una noche se quejó de que no sólo le dolía la pierna, sino que sentía mucho frío en una zona. Entonces, le hicieron ya una radiografía de toda la pierna y detectaron un tumor de diez centímetros, el problema es que era difícil encontrarlo. Era el 5 de abril de 2021.

“Cuando vimos que muchos hospitales estaban deteniendo su actividad habitual, empezamos a valorar alternativas para salir del país”
Yulia Oharkova

Madre de Kostya

Venís a Pamplona para curarle, ¿por qué aquí? 
Llegamos el 23 de abril. Intentamos hacer todo lo posible para quedarnos en Ucrania, pero supimos que aquí el tratamiento podía ser mucho más efectivo. Teníamos buenas referencias y comentarios positivos de la Clínica. Y, además, nos enteramos de que aquí estaba Yuriy Kvasnytskyy (responsable de pacientes internacionales), que nos ayudó con el viaje, con  la instalación en Pamplona, con el funcionamiento de la Clínica y del tratamiento. Nos tranquilizó mucho saber que el Dr. San Julián tenía tanta experiencia con los sarcomas. 

Durante su primera estancia en Pamplona, Kostya recibe tres ciclos de quimioterapia antes de ser operado —una intervención de nuevas horas— y, posteriormente, otros seis ciclos. Los resultados son satisfactorios y la familia está de vuelta en Ucrania para la Navidad de 2021.  

Éramos conscientes de que la calma, la tranquilidad de antes, jamás llegaría, porque sabíamos cómo es esta enfermedad, que en cualquier momento podría volver a aparecer. El ritmo y la rutina de la familia cambió bastante, yo tenía que acompañar a Kostya al colegio y estar con él durante la clase.

Pero no tenéis tiempo de adaptaros a la nueva vida, porque llega la invasión de vuestro país. 
Con la invasión, el primer pensamiento fue quedarnos y colaborar en la defensa del país. Queríamos ayudar, pero debíamos pensar en la salud de nuestro hijo. Cuando vimos que muchos hospitales estaban deteniendo su actividad habitual, y sabiendo que en cualquier momento podía volver a aparecer el tumor y que en ese caso tendríamos que empezar con la quimioterapia, empezamos a valorar alternativas para salir del país. 

Kostya durante una de sus sesiones en el Servicio de Rehabilitación.

Y el Dr. Lamo de Espinosa contacta con vosotros de nuevo. 
El doctor Lamo de Espinosa nos escribía, bastante preocupado por la salud de Kostya. Decía que quedarse mucho tiempo encerrados en el sótano de casa no era una solución, porque el polvo y la suciedad no son precisamente lo mejor para su salud. Esos mensajes nos animaron a tomar la decisión de salir de Ucrania. 

Ahora estáis aquí, pero muy pendientes de lo que ocurre en Ucrania.
Estamos muy preocupados por lo que está pasando en el país. Ahora, en España, pensamos en cómo podemos ayudar, aunque sentimos que estando aquí no podemos hacer nada que no sea mandar algún dinero. El mayor deseo en estos momentos es que se acabe la guerra. 

Y que Kostya se cure.
La mayor preocupación es que todavía no puede andar. El 1 de abril del año pasado, poco antes de que le detectaran la enfermedad, compramos una bicicleta y cuando se montó, no la pudo usar porque le dolía mucho la pierna. Entonces le prometimos que dentro de un año, después de todo el tratamiento, iba a poder usarla. Pero no pudo ser… Es una promesa pendiente que queremos cumplir. 

Texto:
Miguel García San Emeterio
Fotografía:
Manuel Castells

Este artículo ha sido publicado por la Clínica Universidad de Navarra en la revista Noticias.cun.