La European Journal of Vascular and Endovascular Surgery, la revista de mayor impacto a nivel internacional en el campo de la Cirugía Vascular, publicó recientemente el protocolo diferencial utilizado en la Clínica para el tratamiento de las varices pélvicas, propias de las mujeres que han sido madres.

Estas varices son dilataciones de la red venosa de la zona del útero que aparecen con frecuencia en mujeres que han sido madres. Su aparición produce un aumento de presión y pueden acabar generando otras en zonas inferiores, por ejemplo, en la zona genital y las piernas. A día de hoy, en la Clínica se tratan de manera mínimamente invasiva.

Para llevar a cabo el procedimiento, las claves son el diagnóstico y el abordaje multidisciplinar. Se trata de una técnica realizada a través de una sola punción en el brazo (en vez de dos punciones) y en el uso de agentes líquidos en vez de implantes, capaces de tratar la totalidad de la red venosa independientemente de su tamaño. 

“El equipo médico realiza esta intervención de forma mínimamente invasiva, a través de una sola punción en el brazo, ya que la intervención es mucho más segura y la recuperación más rápida”
Dr. Ignacio Leal

Especialista en Cirugía Vascular

“La novedad radica en la forma de diagnosticar y abordar la patología, buscando mejorar la técnica estándar para incrementar la seguridad del paciente y la efectividad”, indica el Dr. Leal, especialista en Cirugía Vascular, uno de los especialistas que ha desarrollado este procedimiento. Dentro de los puntos clave del método de la Clínica destaca el abordaje multidisciplinar mediante la colaboración y el estudio de cada paciente por parte de Cirugía Vascular, Ginecología, Radiología y Radiología Intervencionista.

Técnica mínimamente invasiva

“A diferencia del tratamiento que se realiza de forma tradicional para tratar estas varices, el equipo médico de la Clínica realiza esta intervención —de una hora de duración— de forma mínimamente invasiva, a través de una sola punción en el brazo (con la paciente despierta) en vez de acceder por el cuello o por la ingle, ya que la intervención es mucho más segura y la recuperación más rápida”, destaca el Dr. Leal. La paciente puede regresar a su casa el mismo día de la operación.

“Otro hecho diferencial de la forma de abordarlo es el uso de agentes líquidos, muy eficaces, ya que con ellos conseguimos cerrar toda la red de varices, independientemente de su tamaño y en una única sesión. De forma tradicional se utilizan coils (implantes permanentes en forma de espiral), que son elementos fijos que sólo pueden cerrar las varices más grandes, pero no de actuar sobre toda la red”, indica el Dr. Alberto Alonso, especialista en Radiología Intervencionista en la Clínica. 

Los doctores Ignacio Leal y Alberto Alonso durante una intervención para las varices pélvicas.

La publicación en el ‘European Journal of Vascular and Endovascular Surgery’, realizada por los doctores Ignacio Leal, Alberto Alonso, Eugenia Pillado, Guillermo Gallardo, Andrés Alcázar y Regina Cárdenas, muestra las claves de este método, que presenta el seguimiento de 30 mujeres con dolor abdominal crónico. De todas ellas, solo una no pudo ser intervenida con este método, debido al estado previo de su red venosa. De esta forma, tras el primer año de seguimiento, a todas les disminuyó considerablemente el dolor al ponerse de pie, la dispareunia (dolor al tener relaciones sexuales) y el dolor menstrual.

Un problema poco diagnosticado

Las varices pélvicas, también conocidas como Síndrome de Congestión Pélvica, aparecen en la zona del útero, por lo que, según indican los especialistas, presentan un diagnóstico difícil. Se suelen manifestar a través del dolor durante o después del embarazo, un dolor que suele aumentar en los siguientes embarazos.

“Es frecuente ver en la consulta a mujeres con dolores en la zona abdominal (de forma continuada, es decir, crónica), que recuerda al del periodo, pero fuera de ciclo, y que aumenta al estar de pie. Además, puede provocar otros síntomas, como pesadez en la parte inferior del abdomen o dispareunia (dolor durante las relaciones sexuales)”, destaca.

“Se trata de un problema común, pero infradiagnosticado porque son necesarias pruebas especialmente dirigidas”, añade el especialista. En concreto, una ecografía transabdominal y una ecografía transvaginal, además de una angioresonancia.

Aunque no se conoce el origen de esta patología, las mujeres de entre 30 y 50 años, que han tenido un embarazo, las que presentan antecedentes familiares de problemas venosos, así como las mujeres con alteraciones hormonales tienen mayor probabilidad de desarrollar el Síndrome de Congestión Pélvica. Este procedimiento puede repetirse en caso de que la paciente vuelva a sufrir varices pélvicas posteriormente.

Texto:
Ana Agüí

Este artículo ha sido publicado por la Clínica Universidad de Navarra en la revista Noticias.cun.