La fibrilación auricular es la arritmia cardiaca más frecuente, de hecho, afecta a más del 4% de la población española mayor de 40 años. Una alteración de la conductividad del corazón que puede tratarse por ablación mediante radiofrecuencia gracias a un catéter que destruye el foco de tejido miocárdico causante de la arritmia.

El dato

25%

De los casos se produce un proceso de reconexión tras
la ablación.

“Durante el proceso de ablación lo que hacemos son pequeños puntos de quemaduras para aislar eléctricamente la vena pulmonar del resto del corazón, con el objetivo de corregir la arritmia”, explica el Dr. Ignacio García Bolao, director del Departamento de Cardiología y Cirugía Cardiaca de la Clínica. Sin embargo, existe un hándicap, ya que “si no aplicas el suficiente calor puede producirse una reconexión impidiendo el aislamiento de la vena y dando lugar a recaídas de la arritmia”.

Imagen del nuevo catéter para ablación con radiofrecuencia.

Este problema de reconexión puede darse en un 25% de los casos. Por eso, la Clínica participa en el ensayo clínico LOCALIZE CF para mejorar la eficacia de los procesos de ablación por radiofrecuencia en pacientes con fibrilación auricular paroxística. De carácter multicéntrico y europeo, la Clínica es el primer centro en el mundo en tratar a los primeros cuatro pacientes con este nuevo catéter. Mediante este estudio, los especialistas pretenden analizar la cantidad de energía que hay que liberar en cada uno de los puntos de la vena pulmonar para establecer unos parámetros estandarizados que consigan reducir este porcentaje y mejorar los resultados de la ablación. Se trata de un ensayo que continua la línea investigadora de un primer estudio Localize iniciado en 2018 y que recientemente ha sido publicado en la revista médica Europace. 

Imagen 3D del corazón donde se visualiza la zona que debe tratarse.

Sin embargo, en este segundo estudio LOCALIZE-CF se está estudiando un nuevo catéter de última generación, diseñado por Boston Scientific y que dispone de un doble sistema de sensores capaces de “cuantificar la fuerza de contacto, es decir, la presión que ejercemos sobre el tejido cuando aplicamos calor y, por otro lado, las variaciones en la impedancia local, la reacción eléctrica que tiene el tejido tras esa aplicación”. 

“Durante el proceso de ablación lo que hacemos son pequeños puntos de quemaduras para aislar eléctricamente la vena pulmonar del resto del corazón, con el objetivo de corregir la arritmia”.
Dr. Ignacio García Bolao

Director del Departamento de Cardiología y Cirugía Cardiaca de la Clínica

El ensayo clínico cuenta con dos fases: el proceso de ablación y una segunda intervención de evaluación. Es en esta segunda parte en la que el equipo médico puede comprobar que la vena ha quedado correctamente aislada o, si es necesario, sellar mejor alguno de los puntos. Un paso importante ya que, actualmente, tras el procedimiento de ablación los pacientes reciben un seguimiento clínico, por lo que no se sabe si puede sufrir una reconexión hasta que padecen una nueva arritmia.  

Texto:
María Domínguez
Fotografía:
Manuel Castells

Más información en la revista Europace

Este artículo ha sido publicado por la Clínica Universidad de Navarra en la revista Noticias.cun.