El esfuerzo investigador colaborativo inducido por la pandemia nos ha mostrado el único camino posible para avanzar juntos hacia un conocimiento que redunde en beneficio de todos. Los estudios básicos y clínicos desarrollados por científicos de todo el mundo durante el último año y medio han posibilitado que nuestra sociedad vuelva a retomar su ritmo vital. Los centros hospitalarios y asistenciales se han dejado la piel para que la sociedad pueda volver a mirar adelante sin olvidar los factores que lo han hecho posible. Especialmente, un denodado esfuerzo científico y sanitario cuya importancia debe ser tenida en cuenta y recompensada de ahora en adelante. No podemos permitirnos perder músculo investigador ni sanitario porque de ellos depende nuestra salud y calidad de vida.
Como ha demostrado, la Clínica ha estado y estará en primera fila para atender las necesidades de la sociedad, de los pacientes y de su calidad de vida. Adelantándose a las necesidades presentes y futuras mediante su constante actualización, tanto en formación, en procedimientos e investigación como en tecnología. Con la mirada puesta en su quehacer como servicio público, y, en definitiva, como servicio a los demás. La Clínica y sus profesionales se sitúan en la vanguardia de una medicina que ya no pone el foco en las enfermedades en abstracto sino en cada paciente en particular.
Con unos equipos médicos que investigan conectados a los de otros hospitales en todo el mundo, una formación en la frontera del conocimiento y una asistencia clínica que reconoce a la persona. Buscamos una medicina cada vez más personalizada, a través de una creciente precisión en las técnicas diagnósticas y en las terapias, y con una constante puesta al día. Sin perder, nunca, la mayor empatía en nuestro trato con el paciente.